Hace poco estaba poniéndome al día en los
últimos acontecimientos de puertorrilandia, porque no hay mejor tema de
conversación para la hora de la cena que
discutir si a Lisa M la debieron botar o no del restaurante por estar
intercambiando saliva con la jevita, cuando vi la noticia de la inducción de
Carlitos Colón al Salón de la Fama del WWE. En ese momento recordé los detalles
de una pelea interna que me libre días antes y de la cual todavía cargo heridas
emocionales.
Fue una batalla campal, violenta y descomunal.
La perdí quedando con sentimientos encontrados de placer y agonía. El causante de la pelea interna-un pastel. No
de esos dulces que se deshacen en tu boca. Sino los que vienen envueltos como un
regalo celestial; encerrando sorpresas de carne, chulerías y al menos 500
calorías. Con esa pelea entre cuero y carne me tire de pecho y al final tan
solo los residuos de grasa en los pliegues de la boca quedaron como evidencia
de lo acontecido.
La yunta haciéndome ojitos. ¿Quién puede resistirse? |
Ya llevo algunos meses afan’á a eso de ser
saludable. Quizás sea tan solo un “midlife crisis” o quizás estoy tratando de
recuperar los años y neuronas pérdidas durante las bebedera y juerga de mi
juventud. Sé que el daño ya está hecho, pero qué más dá. Al menos no me ha dado con remozarme, he irme a beber cerveza con sorbeto a
Guavate~porque esa bemba color'á no se puede dañar pegándole el pico a una medalla .
Aquí el
despliegue de los sucesos:
-Aquí huele a navidad
-Sia la madre, ¿quién hizo pasteles?
-No mires la olla, ¡no la mires!
Síguelo de largo.
-Aunque un pastelito no le cae mal a
nadie, yo soy puertorriqueña y pues hay que seguir la tradición.
-Que tradición ni que diablos, si
estamos en junio. No estamos en las navidades donde te dirás un toldo por
encima con par de bufandas y nadie nota la panza. Repite junto a mí- BIKINI.
-Pero si corro par de millitas por
la mañana ese pastel no va hacer ni mella. Además, yo acumule par de puntitos
con la pechuguita con arroz integral que me comí de almuerzo.
-Que puntitos ni ocho cuartos, ni que
estuvieras jugando domino. El chicho, recuerda el chicho. Ese mismo que te
estabas pinchando esta mañana frente al espejo.
-Coño pero se ven bien buenos. Con
500 sentadillas quemo ese pastelito. 600 me imagino que 600.Yo puedo hacer 600
abdominales.
-Ja,ja! Ese chiste esta bueno. ¡Cómico,
comiquísimo!
-¡Esto es bullying, un abuso lo que
tienes conmigo!. Que tú no me mandas y yo me como lo que me salga del forro-eso
si tuviese forro-. En esas se levanta, se sirve dos pasteles, sin kétchup porque
eso de echarle kétchup a un pastel debería ser el octavo de los pecados
capitales, y los devora lentamente como un león se devora su presa luego de una
cacería extenuante.
Y así fue
que perdí la batalla con pastel. Una batalla que estoy seguro el Capitol Sport
Promotion estaría orgulloso de auspiciar y que el mismo Carlitos Colón reconocería
como el encuentro del siglo.
Tremendo! Creo que todos en algún momento nos hemos echado una lucha con un pastel o un cuerito de lechón.
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